Definíase a sí mesmo
como desenganador do vulgo (oficio, a la verdad, honrado y
decoroso; pero triste, ingrato y desabrido más que otro alguno), foi
coñecido como o "Voltaire español" e un contemporáneo
describiuno do seguinte xeito:
Sin resabios de
grande, sin presunciones de sabio, sin orgullo de poderoso y sin
vanidad de aplaudido, le encuentra quien le busca y le halla quien le
necesita.
Escribiu dúas obras
maxistrais de carácter enciclopédico, o "Teatro Crítico
Universal" e as "Cartas Eruditas", consideradas como
un enorme monumento do espíritu crítico en medio do deserto
intelectual da España do século XVIII.
O benedictino frei
Benito Jerónimo Feijoo naceu en 1676 nunha aldea de Ourense, no seo
dunha familia fidalga. Reinaba daquela Carlos II o Enfeitizado e
o Imperio español pasaba polos súas horas máis baixas. A pesar da
condición de primoxénito, a familia de Feijoo non se opuxo ao seu
ingreso na Orde e soubo alentar as súas inquedanzas
intelectuais.Estudiou nos mosteiros de Samos e Lérez e a partir de
1709 instalouse definitivamente en San Vicente de Oviedo, onde
impartiu teoloxía. Pero os seus gustos inclinábanse por materias
máis mundanas: filosofía, matemática, física, literatura,
medicina, agricultura,.. a cuxo estudio adicaba longas horas na celda
que compartía con xentes como Vives, Bacon ou Newton.
¿Qué cosa más dulce
hay que estar trabajando todos los días con los hombres más
racionales que tuvieron los siglos todos, como se logra en el manejo
de los libros?
Enemigo de honores e prebendas, a publicación, a partir de 1726,
da súa obra motivou una das guerras literarias máis intensas na
historia das nosas letras.
Más daño causan los cañones de
pluma que los cañones de batir exclamaría o tamen benedictino
frei Martín Sarmiento, antigo alumno de Feijoo e un do seus máis
fervientes defensores. Un decreto de Fernando VI acalou a polémica
vinte e dous anos despóis:
Por cuanto la general
aprobación y aplauso que han merecido en la república literaria a
propios y extraños las útiles y eruditas obras de Vos (...) mueven
a mi real ánimo a hacer manifiesta mi gratitud.
Auténtico precursor en
España do pensamento ilustrado, partidario do método experimental e
oposto aos argumentos de autoridade, o combate contra as
supersticións, os prexuicios e os vellos costumes ocupan un lugar
importante nas súa obra ("Vara divinatoria y zahoríes",
"Transformaciones y transmigraciones mágicas", "Fábulas
de las Batuecas y países imaginarios").
Nun país onde se daba por certa a influencia
dos corpos celestes, no que se creía que as montañas da Alcarria
muxían pola noite e que os nados en Venres Santo sanaban a peste co
seu alento, él mesmo, ás veces, escéptico e racionalista como era,
non foi capaz de sustraerse dalgunhas das crenzas máis disparatadas
que circulaban entre o mesmo vulgo ao que trataba de correxir.
CARTA QUARTA
INFLUJO
DE LA IMAGINACION MATERNA
Lo que acabo de discurrir a favor
del influjo de la imaginación materna en el feto, basta para que ya
mire sin desplacer alguno la opinión, que atribuye el color etiópico
a aquel principio. Pero una noticia, que poco ha me comunicó el
Licenciado Don Diego Leandro de Guzmán y Márquez, Presbítero ,
Abogado de los Reales Consejos, y de Presos del Santo Oficio de la
Inquisición de Sevilla, y su Comisario en la Ciudad de Arcos , me
extrajo del estado de indiferente, inclinándome no poco a aquella
opinión. El citado Don Diego me escribió haber conocido en la Villa
de Marchena, distante nueve leguas de Sevilla, a un Caballero llamado
Don Francisco de Ahumada y Fajardo, de familia muy noble, y de padre
y madre blancos, el cual, no obstante este origen, era negro
atezado, con cabello ensortijado, narices anchas y otras
particularidades que se notan en los etíopes: que al contrario, dos
hermanos suyos, Don Isidro y Don Antonio, eran muy blancos y de pelo
rubio, que se decía que la singularidad de Don Francisco habia
nacido de que la madre, al tiempo de la concepción, había fijado
con vehemencia la imaginativa en una pintura de los Reyes Magos, que
tenia a la vista en su dormitorio: finalmente, que habiéndose casado
dicho Don Francisco con una mujer muy blanca los hijos salieron
mulatos.
Siendo hecho constante, como yo no dudo, la perfecta
negrura de aquel Caballero, es claro que no puede atribuirse al
indigno comercio de su madre con algún etíope. La razón es
concluyente. Si fuese esa la causa, no saldría enteramente negro,
sino mulato, como salen todos aquellos que tienen padre negro y madre
blanca; y como por la propia causa salieron mulatos los hijos del
mismo Don Francisco. A qué otra causa, pues, podemos atribuir el
efecto, sino á la vehemente imaginacion de la madre, clavada al
tiempo de la concepción en la pintura del Mago negro, que tenia
presente
Pero debo advertir, que para adaptar este principio a la
negrura de la nación etiópica, no es menester que en todas las
generaciones de aquella gente intervenga, como causa inmediata, la
vehemencia de la imaginación; pues puede suponerse, que al tiempo
que se estableció aquel color en el primero, ó primeros individuos,
se estableció también un principio (sea el que se fuere) capaz de
comunicar le á otros mediante la generación.
Es cuanto ahora me
ocurre sobre la materia, y que me hace mas fuerza, que todo lo que en
contrario opone Jacobo Bloridél, y aun mas que lo mismo, que yo he
dicho en el Discurso sobre el color etiópico; mas no basta para que
me atreva a dar en el caso sentencia definitiva.
http://apeldetouro.blogspot.com.es/2008/11/ilustracin-feijoo-e-as-probas-de.html